FEMINIZACIÓN DE LA EPIDEMIA DE SIDA
René Dávila
MÉXICO.-En América Latina se estima una población de más de 500 mil mujeres con VIH, lo que representa la tercera parte de los 1.7 millones de casos existentes, sin embargo, hace diez años representaba menos del 30 por ciento. México no escapa a esta tendencia, se estima que en el país hay 198 mil personas viviendo con VIH, de las cuales 48 mil son mujeres.
Considerando únicamente los casos de SIDA registrados en México en 1983, año que inicia la epidemia en el país, la relación de hombre/mujer era de 30 a 1. En el año 2007 esta relación pasó de cinco hombres por mujer, cifras que reflejan una evidente tendencia hacia la feminización de la epidemia en nuestra región.
Lo anterior fue señalado por la subsecretaria de Innovación y Calidad de la Secretaría de Salud de México, Maki Esther Ortiz Domínguez, durante la V reunión de la Coalición de Primeras Damas y Mujeres líderes de América Latina, sobre Mujer y Sida, que se realiza en un hotel de la capital del país.
Además, dijo, esta reunión es especial porque la celebración de la XVII Conferencia Internacional de SIDA, permitirá hacer mayor eco y colocar en la justa y dramática dimensión la feminización de la epidemia de VIH en el mundo, en nuestra región y particularmente en México.
De los 33 millones de personas que viven con VIH en el mundo, según el reporte 2007 de ONUSIDA, la mitad corresponde a mujeres, es decir, existe una relación de uno a uno, mientras que hace tan sólo un par de décadas representaba el 42% aproximadamente. Esta relación varía entre las regiones en casos como el de África Subsahariana, el número de personas con enfermedad es mayor que en los hombres
(60 %).
En Latinoamérica, aunque el número de casos de mujeres es menor que en los hombres, hay una clara tendencia en reducir dicha proporción.
Existe un compromiso de que los esfuerzos en este sentido aterricen en estrategias sustentadas en diagnósticos exhaustivos, enfocadas a problemas reales, que puedan ser operables y medibles en sus resultados, en los contextos de los países y las regiones para las que han sido diseñadas.
La meta mundial es reducir la propagación del VIH para el año 2015, como lo establece el Sexto Objetivo de Desarrollo del Milenio.
El ejercicio de la justicia debe estar acompañado del conocimiento de lo que es el VIH sus riesgos, sus daños en lo biológico y en lo social, a fin de de que actúe como medida de prevención. Para ello se ha iniciado un programa de concientización para magistrados y jueces de lo familiar, civil y penal. Este programa de educación les permitirá tener información basada en conocimiento científico que se les dé las herramientas necesarias para la adecuada impartición de justicia.
Otro elemento importante en el tema de la prevención, es entender y atender la feminización de la epidemia como un problema relacionado con el desarrollo social y humano. De los 21,256 casos registrados de SIDA en mujeres, el 49.3 por ciento son “Amas de casa”; 4.8 por ciento se declararon desempleadas, 1.7 por ciento estudiantes y el 1.4 por ciento trabajadoras del sexo.
Debemos incidir en las políticas públicas que eviten que las niñas sean sacadas tempranamente de la escuela para atender labores domésticas. También, es necesario generar oportunidades para que las mujeres tengan acceso a empleos mejor remunerados, que les den la posibilidad de tomar decisiones y dejen de tener un rol subordinado.
En México, estamos trabajando para que nuestro sistema educativo brinde información relevante que permita incidir sobre roles de género, modificar actitudes, promover el respeto, reducir la violencia, erradicar el estigma y la discriminación y habilitar a las personas para que tomen decisiones libres y responsables sobre su sexualidad, su salud y su proyecto de vida como ciudadanos.
Se trata, de una propuesta de educación sexual que les permita, desde jóvenes, entender su cuerpo, conocer los cambios que sufre, sus emociones y necesidades y protegerse. Educación que les permita decidir con quién, cuándo y cómo iniciar o conducir su sexualidad de manera responsable.
La transmisión entre usuarios de drogas intravenosas, que ha sido reconocida como vía de transmisión de VIH importante en el cono sur y Brasil, requiere de un abordaje distinto. En México éste constituye un problema creciente en las regiones fronterizas donde el problema se refuerza por el fenómeno de la migración y porque el sexo comercial se liga al abuso de las drogas.
En estas zonas la prevalencia del VIH en trabajadoras sexuales es mayor que en el resto de México, por ejemplo, en Tijuana y Ciudad Juárez ha alcanzado el 6% en trabajadoras del sexo que usan drogas inyectadas. En lugares como estos, es necesario implementar programas focalizados que permitan la reducción del riesgo en las diferentes vías de transmisión del VIH.
Otro grupo vulnerable lo constituye la población que por condiciones sociales y económicas se ha visto obligadas a salir de su lugar de origen y trasladarse a los países del norte buscando trabajo. Este problema, no solo involucra a la mujer mexicana, sino aquellas que provienen de centro y Sudamérica. Se estima que cada año emigran 2.5 millones de personas en busca de nuevas oportunidades y de ellas el 25% son mujeres.
Las mujeres migrantes, en su trayectoria se enfrentan a situaciones de violencia y abuso por parte de las diferentes autoridades, de los traficantes de personas y de asaltantes. Algunas se ven orilladas al trabajo sexual o son víctimas de violencia sexual; otras tienen que intercambiar relaciones sexuales para aumentar sus probabilidades de tener éxito en su camino. En estas poblaciones, las intervenciones para prevenir la transmisión del VIH resultan extraordinariamente complejas y es indispensable actuar y establecer programas preventivos de manera conjunta en las regiones de expulsión
Estos programas deben incluir información para evitar la transmisión sexual del VIH, accesibilidad a condones y estrategias preventivas para las víctimas de violencia sexual, así como hacer disponible los medicamentos antirretrovirales necesarios para los esquemas profilácticos.
En México, en 2007 se diagnosticaron mil 562 casos de SIDA en niños, y en lo que va de este año son más de 100.
Las pruebas para detección rápida por saliva para mujeres embarazadas están disponibles en los servicios de atención de la Secretaría de Salud y de la Seguridad Social, pero aún nos falta trabajar de forma más integrada, estableciendo una campaña de información y sensibilización en medios masivos de comunicación, de manera que sean las mismas mujeres las que soliciten el examen de detección del VIH, ya que hay que tener en cuenta que la prueba es voluntaria. También, se ha identificado la necesidad de educar a médicos generales y obstetras para que ofrezcan la prueba rápida que de hecho ya han sido probadas en nuestro país.
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