LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA DEL SIGLO XXI
René Dávila
ZINACANTEPEC, ESTADO DE MÉXICO.-Hoy, ante el nuevo siglo, tenemos que realizar cambios. Pero no cambios de palabra, ni cambios cosméticos para que todo siga igual; para que nos posesionemos electoralmente como partidos una u otra corriente, sino para asumir nuestra misión. Ha llegado la hora de la gran revolución educativa, que el sistema que hemos mantenido hasta hoy se ha agotado.
En el Siglo XX tuvimos la fortuna de contar con una escuela rural que pudo llegar hasta los más apartados rincones de la patria; que sin salarios justos, en bancas destruidas, bajo un árbol, en casas casi destruidas, en aulas sin lo elemental pero ahí estaba el maestro enseñando, con tres o cuatro grupos, en escuelas unitarias, recordó la Maestra Elba Esther Gordillo Morales, Presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, durante la ceremonia de inauguración del Congreso Ordinario de las Secciones 17 y 36 del SNTE.
Y que ese Siglo permitió, poder decir hoy que se cumplió con la cobertura escolar que creamos, y ayudamos a construir una identidad nacional, que contribuimos a la cohesión nacional, que cuando menos enseñamos a leer y a escribir. Que hicimos esfuerzo por dar sentido de patria, de unidad familiar, de entender el universo.
De nada nos avergonzamos del ayer. Lo que nos duele es que los niveles de desigualdad social, de oportunidad, de la permeabilidad política y social se hayan diluido y el cambio se haya interpretado como mexicanos o ciudadanos del mundo de primera, de segunda, de tercera y hasta de cuarta.
Acompañada del gobernador del estado, Enrique Peña Nieto, el Secretario General Ejecutivo del SNTE, profesor Rafael Ochoa Guzmán, así como de los ex secretarios de las secciones 36 y 17, y de la organización magisterial que iniciaron hoy los congresos de las secciones 23 y 51 de Puebla; 13 y 45 de Guanajuato; 50 de Nuevo León; 54 de Sonora; 39 de Colima; 53 de Sinaloa y 3 de Baja California Sur, el dirigente nacional del CEN del SNTE, indicó, hace unos días con el presidente Felipe Calderón nos sentamos a platicar, a discutir y analizar. Ya veníamos hablando hace tiempo de que ya no podemos esperar incrementos salariales hasta el 15 de mayo. ¡Lo queremos ya!, ¡es ya!
La Cámara decide para enero, no para mayo, y queremos que se cumplan los compromisos que ya han estado. Pero también decía algo: “cómo no, maestra; lo que es justo, es justo, pero yo también le hago otro planteamiento: ¿y qué con la excelencia en la calidad educativa?, ¿qué vamos a hacer para reformar el sistema?; acabo de venir del extranjero y observo que no podemos estar en niveles competitivos; que la violencia, que la desigualdad no se puede combatir si no educamos mejor”.
Y respondí: “Señor Presidente, le entregamos nuestra propuesta en el IV Congreso Nacional de Educación. Todo lo que queremos es que nos escuche, todo lo que queremos es llegar a un acuerdo; pero además, que entendamos que educación no es solo un asunto de la Secretaría de Educación; que la educación pasa y es la columna vertebral de la política social; que requerimos que se siente el Secretario de Desarrollo Social, que requerimos que se siente el Secretario de Salud, que requerimos que esté la Secretaría de Educación y el Sindicato y discutamos de fondo el cambio, la revolución educativa y a partir de ya tendremos que realizarla”.
Planteándonos el asunto de qué maestros para el Siglo XXI, qué ciudadanos vamos a formar para el Siglo XXI, donde podamos combatir de veras, de fondo, la mezquindad, la mediocridad; en la era del conocimiento despertar a los niños el interés por saber, se equivoca el que crea que nosotros vamos a ir a enseñar por enseñar. No es cierto. La esencia está en despertar el interés por el saber, el amar el conocimiento, el entender que las actividades manuales también valen.
Desde que se les ocurrió ya hace algunos años que deberíamos ser Licenciados en Pedagogía, nos olvidamos del sentido de la Normal; norma, visión, pero sobre todo com-pro-mi-so, compromiso; compromiso no solo para ir al aula sino para salir del aula e ir al encuentro de la gente y defender a nuestros jóvenes y a nuestros niños. Hay que replantearnos qué normalismo queremos hoy, qué características.
Y, yo planteaba: muy simple, “señor, los exámenes más severos -en el orden del conocimiento de los maestros- al que quiera hacer maestro; y en el orden emocional, también un examen”. Pero sí exigimos que después de esos exámenes difíciles en términos de conocer bien lo que van a ir hacer y tener mística y compromiso para ir a hacerlo, un maestro sea el mejor pagado de todas las profesiones.
Agarramos el reto, nos comprometemos a eso: maestros de excelencia, salarios para esa excelencia porque no estamos nosotros en máquinas o en fierros, estamos en la formación de la conciencia de hombres y mujeres. Es requisito fundamental recuperar nuestra historia, es medular conocer nuestro idioma, dominarlo, hablarlo muy bien; pero hoy se equivoca quien crea que no es importante hablar inglés.
Hemos pedido que haya un sistema de formación y actualización del magisterio sólido, consistente. Que no haya maestro que no sepa hablar inglés en servicio y vamos a hacer un convenio con otras instituciones de educación superior, y vamos a hacer convenios con Estados Unidos, con Canadá. Además, ¿no podríamos tener un instituto de lingüística, donde también destaquemos nuestros idiomas como el maya, el náhuatl, el tzotzil?
¿Lo haya ya en nuestros compañeros de origen?; ¿no podríamos hacerlo para los maestros que quieran aprender nuestros idiomas maternos?; ¿no ha llegado el momento de sentirnos orgullosos de hablar náhuatl?. Tenemos maestros bilingües pero estamos olvidando nuestras raíces. ¿No podremos, de veras, atrevernos a cambiar -a corregir, diría yo- la perversión de carrera magisterial?
Rescatemos los valores cívicos, rescatemos el valor de la familia, rescatemos el valor de la honorabilidad, de la honra de la palabra. Hoy que la palabra vale cacahuate para muchos, los maestros sabemos que nuestros pueblos indígenas, nuestros orígenes eran de no firmar papeles sino de decir “mi palabra está y en ella va todo”.
¿De qué nos sirve que los maestros vayan, tomen cursos, y cursos, y cursos, y en la escuela no se refleja? ¿Para quién es la carrera?. Para el que trabaja, para el que se queda con los niños de lento aprendizaje, para el que va a hablar con los padres de familia donde hay violencia intrafamiliar, para luchar contra la farmacodependencia. Los maestros que se queden dos, tres horas más en la escuela; esos deben estar en carreras, no los de cursos y cursos.
Y a los que ya tenemos en carrera, les demos oportunidades para que tomen cursos de orden superior y nos vengan a ayudar como asesores en pedagogía, a orientarnos, a capacitarnos. Ya no queremos modelitos piloto, ya está demostrado: más de 20 años 50 años escuelitas, 100 escuelitas, 20 escuelitas y de aquí a que procesan, el proceso burocrático es caótico, dramático. Hoy vamos en todo y con todos, vamos con la maquinaria, vamos a abrir las escuelas los sábados y los domingos, con maestros de educación física y con los que quieran acceder a carrera, a enseñar inglés, a enseñar computación, al voleibol, al deporte, a la cultura, a la recreación.
Vamos a buscar que en nuestras escuelas haya comida caliente, escuelas de medio tiempo; que compactemos las plazas dobles y que organicemos a los padres para que les demos de comer a nuestros hijitos en las escuelas más lejanas.
Asimismo, puntualizó, Enciclomedia es una excelente herramienta pero, no funciona porque no capacitaron, no nos enseñaron cómo manejarla y la han utilizado para ponernos en ridículo. Exigimos que haya Enciclomedia en todas nuestras escuelas pero primero que haya capacitación para todos nosotros. No podemos negar las herramientas del tiempo actual.
Atrévanse a denunciar al que venda plazas. ¡Háganlo!, del lugar que sea, de la SEP o del Sindicato; ¡denúncienlo! y si no actuamos el Comité Nacional nos escupen, pero ya basta que digan que somos corruptos y sinvergüenzas. ¡Ya basta de estar pagando cuentas que no son nuestras!
Las plazas no se venden, las plazas se van a concursar. Se acabó la fiesta; en cada Entidad, en cada Delegación, en cada Sección el que tenga para ser maestro, lo único que requiere es su capacidad y su emoción.
No nos quejemos, no digamos que algo está mal y no nos atrevamos a denunciarlo. Tenemos que ser los primeros en enseñarles a nuestros niños que aquél que pida dinero por las hojas para los préstamos, aquél que pida dinero para las casas, aquél que pida para vender plazas o ascensos, aquél que quiera manipular el voto de delegados o para su ubicación o todo, no merece respeto.
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