30 POR CIENTO DE LAS PERSONAS CON ACCIDENTE CEREBRO-VASCULAR PRESENTA INCAPACIDAD PERMANENTE
René Dávila
MÉXICO.-Las enfermedades cerebro-vasculares (ECV) son la tercera causa de muerte a nivel mundial y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señala que los principales factores de riesgo para desarrollar esta enfermedad son la hipertensión, el colesterol elevado, la diabetes, el tabaquismo, y el sedentarismo.
Las mujeres son dos veces más propensas a ser afectadas por este padecimiento que los hombres, y sólo entre el 50 y el 70 por ciento de las personas que sufren un accidente cerebro-vascular pueden volver a llevar una vida normal.
Sin embargo, alrededor del 30 por ciento enfrenta incapacidades permanentes como: dificultades en el movimiento, el equilibrio, coordinación, trastornos para caminar, parálisis de un lado del cuerpo, problemas de visión e incapacidad para controlar la vejiga.
El terapista físico José Valeriano Ocampo, de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Siglo XXI del IMSS, comentó que en este Servicio se atiende de manera oportuna a los pacientes con enfermedades cerebro-vasculares en sus áreas de gimnasios, electro-terapias, compresas húmedo-frías y húmedo-calientes; así como con la aplicación de métodos de relajamiento muscular, ocupacional y cognitivo, a la par que se les proporciona medicamento neurológico.
El 80 por ciento de estos casos pueden prevenirse, pero el descuido en la presión arterial contribuye a que las personas hipertensas tengan de cuatro a seis veces mayor posibilidad de tener un accidente cerebro-vascular.
Los fármacos son recetados según la necesidad individual y pueden incluir anticoagulantes, agentes que mejoran la oxigenación cerebral; vasodilatadores cerebrales e incluso suplementos vitamínicos antioxidantes como la vitamina E y la coenzima Q10, a los que se les atribuyen efectos neuroprotectores.
La doctora Laura Carmona Miranda, neuróloga adscrita al Hospital General de Zona No. 25 del IMSS, explicó que el accidente cerebro-vascular se define como la muerte repentina de las células a consecuencia de la obstrucción o ruptura de una arteria que impide la circulación sanguínea.
Existen dos tipos de accidente en este padecimiento: el isquémico, causado por la obstrucción en una arteria; y el accidente hemorrágico, resultado del sangrado de la ruptura de vasos sanguíneos en el cerebro. El más común es cuando el paciente hipertenso sufre un problema neurológico súbito; se dispara la presión y rompe un conducto, produciendo coagulación cerebral. Los accidentes cerebro-vasculares son asintomáticos en su mayoría, pero algunas señales de alerta pueden ser las siguientes: falta de sensación o debilidad repentinas en la cara, el brazo o la pierna, especialmente en un lado del cuerpo; problemas súbitos para hablar o entender, para ver con uno o los dos ojos; dolor de cabeza fuerte, impedimentos para caminar, mareo y pérdida de equilibrio.
En el Seguro Social para el tratamiento y rehabilitación de esta enfermedad participa un equipo multidisciplinario de especialistas, entre los que se encuentran neurólogos, radiólogos, neurocirujanos psicólogos y terapistas físicos.
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