DISMINUYE EL RIESGO DE PADECER INFARTOS O EMBOLIAS
René Dávila
MÉXICO.-El consumo de pescado es una práctica que se incrementa en esta época de Cuaresma, lo cual, además de ser un alimento rico en proteínas, minerales, vitaminas y omega 3, disminuye el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, como infarto o embolia.
Por su alto valor biológico (82 por ciento), bajo contenido de grasas y colesterol, es recomendable para pacientes con diabetes, obesidad, colitis y gastritis. También es una excelente opción en la dieta de mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
Ante ello, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), fomenta incluir el pescado en los hábitos alimentarios de los derechohabientes. Al respecto, el doctor Martín de Jesús Estrada Chávez, toxicólogo adscrito al Servicio de Urgencias de Pediatría del CMN “La Raza”, indica que el consumo de especies marinas gana cada vez más adeptos, debido a sus propiedades alimenticias y fácil digestión.
El pescado es una fuente importante de fósforo, potasio, sodio, calcio, magnesio, zinc, hierro y yodo; minerales imprescindibles para pacientes que necesitan regeneración de tejidos o que presentan procesos infecciosos como úlceras, cirugía general y quemaduras.
De igual manera, esta carne blanca (como robalo, huachinango, cazón, mero, bagre, extraviado, lisa, jurel, pámpano, sierra, sargo, guavina, mojarra, atún, salmón, entre otros) protege el corazón y las arterias, ayuda a disminuir procesos inflamatorios (artritis reumatoide), equilibra las grasas de la sangre, reduce los niveles de presión arterial, fortalece los huesos y disminuye el riesgo de sufrir coágulos y trombos.
Sin embargo, por su alto contenido en sodio (sal), el consumo de estas especies debe restringirse en el caso de personas que padecen hipertensión arterial, insuficiencia renal crónica o cirrosis, quienes deben limitarse a las indicaciones de su nutriólogo o médico familiar.
También existe gente que puede presentar alergias, debido a que las proteínas del pescado desencadenan una respuesta inmunológica a través de la liberación de histamina, responsable de la aparición de esta sintomatología.
Al comprar pescado se observe que el pescado tenga ojos brillantes, que no estén turbios ni hundidos; branquias coloradas y sin manchas; piel muy brillante y firme; carne dura; escamas bien adheridas al cuerpo, sin mal olor y que éstas no se desbaraten o se desprendan fácilmente, al momento de manipularlo, de lo contrario, podría estar en un proceso de descomposición o en etapa de contaminación por bacterias.
El pescado fresco es un alimento perecedero, es decir, se descompone en poco tiempo y en consecuencia, debe prepararse lo más pronto posible. De no consumirlo en 24 horas, es necesario congelarlo para mantener su calidad a corto y medio plazo.
René Dávila
MÉXICO.-El consumo de pescado es una práctica que se incrementa en esta época de Cuaresma, lo cual, además de ser un alimento rico en proteínas, minerales, vitaminas y omega 3, disminuye el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, como infarto o embolia.
Por su alto valor biológico (82 por ciento), bajo contenido de grasas y colesterol, es recomendable para pacientes con diabetes, obesidad, colitis y gastritis. También es una excelente opción en la dieta de mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
Ante ello, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), fomenta incluir el pescado en los hábitos alimentarios de los derechohabientes. Al respecto, el doctor Martín de Jesús Estrada Chávez, toxicólogo adscrito al Servicio de Urgencias de Pediatría del CMN “La Raza”, indica que el consumo de especies marinas gana cada vez más adeptos, debido a sus propiedades alimenticias y fácil digestión.
El pescado es una fuente importante de fósforo, potasio, sodio, calcio, magnesio, zinc, hierro y yodo; minerales imprescindibles para pacientes que necesitan regeneración de tejidos o que presentan procesos infecciosos como úlceras, cirugía general y quemaduras.
De igual manera, esta carne blanca (como robalo, huachinango, cazón, mero, bagre, extraviado, lisa, jurel, pámpano, sierra, sargo, guavina, mojarra, atún, salmón, entre otros) protege el corazón y las arterias, ayuda a disminuir procesos inflamatorios (artritis reumatoide), equilibra las grasas de la sangre, reduce los niveles de presión arterial, fortalece los huesos y disminuye el riesgo de sufrir coágulos y trombos.
Sin embargo, por su alto contenido en sodio (sal), el consumo de estas especies debe restringirse en el caso de personas que padecen hipertensión arterial, insuficiencia renal crónica o cirrosis, quienes deben limitarse a las indicaciones de su nutriólogo o médico familiar.
También existe gente que puede presentar alergias, debido a que las proteínas del pescado desencadenan una respuesta inmunológica a través de la liberación de histamina, responsable de la aparición de esta sintomatología.
Al comprar pescado se observe que el pescado tenga ojos brillantes, que no estén turbios ni hundidos; branquias coloradas y sin manchas; piel muy brillante y firme; carne dura; escamas bien adheridas al cuerpo, sin mal olor y que éstas no se desbaraten o se desprendan fácilmente, al momento de manipularlo, de lo contrario, podría estar en un proceso de descomposición o en etapa de contaminación por bacterias.
El pescado fresco es un alimento perecedero, es decir, se descompone en poco tiempo y en consecuencia, debe prepararse lo más pronto posible. De no consumirlo en 24 horas, es necesario congelarlo para mantener su calidad a corto y medio plazo.
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