NECESARIA LA ASESORÍA DE EXPERTOS EN MATERIA AMBIENTAL PARA IMPARTIR JUSTICIA
René Dávila
MÉXICO.-Al señalar que para los expertos en derecho se inicia una etapa en la que se les presentan casos relacionados con cuestiones del medio ambiente y el cambio climático, situaciones que les son novedosas, el Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) , José Ramón Cossío Díaz, manifestó que ante este nuevo escenario, los jueces encargados de administrar la justicia, se tienen que sujetar a los reglamentos internos y a los tratados internacionales, además de apoyarse con la asesoría de expertos en materia ambiental y ecológica, para impartir una justicia apegada a derecho.
En su participación en el Simposio Internacional “El Derecho Ambiental Frente al Cambio Climático”, organizado por el Instituto Politécnico Nacional, el Ministro sustentó la conferencia: “Cambios que se Están Viviendo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación en Materia Penal para Regular Algunas Conductas Relacionadas con el Medio Ambiente”.
Pronto aparecerán en las Leyes algunas conductas que pueden ser sancionadas como delitos, tal y como ocurre ya con aspectos relacionados con especies vegetales y animales que no pueden ser comercializadas, la prohibición y captura de peces o mariscos por “veda” o por utilizar algún producto que pueda ser nocivo para la salud humana.
Actualmente es muy difícil que el legislador ponga en la Ley todo lo que de acuerdo con los estándares internacionales constituye el delito, y en cambio, sí es previsible que ponga algunas cuestiones generales de la Ley para satisfacer un criterio de constitucionalidad.
Ante la comunidad politécnica, reconoció que al igual y como pasó con aspectos relacionados con las telecomunicaciones o la telefonía, la reciente aparición de la problemática del cambio climático hace previsible que en los próximos años los conocimientos del tema se empiecen a plasmar en términos jurídicos para regular esas acciones.
Por su parte, el investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México, Carlos Gay García, abordó el tema del “Impacto Social del Cambio Climático” y señaló que el problema de cambio climático a nivel mundial es un tema grave, ya que por ejemplo las temperaturas que se registran actualmente son las más altas de los últimos dos mil años y las concentraciones más altas de bióxido de carbono de los últimos 400 mil años.
El experto ambiental indicó que de acuerdo con estudios de los especialistas a nivel mundial, el clima observado durante los últimos 50 años no se puede explicar sin la intervención de las actividades humanas, de ahí que en todo el mundo se promueven acciones que contribuyan a disminuir la afectación del medio ambiente.
Otro indicador alarmante es que el planeta se haya calentado 0.74 grados en los últimos 100 años, y que la última vez que las regiones polares estuvieron más calientes que ahora, fue hace 125 mil años cuando el derretimiento del hielo polar ocasionó aumentos en el nivel del mar de entre cuatro y seis metros, pero aclaró que en ese tiempo la tierra estaba dos grados más caliente que ahora y había muy pocos humanos.
En el mismo sentido, explicó que ese aumento en el nivel del mar no causó tantos daños porque casi no había poblaciones costeras como hoy. Alertó que los cuatro y seis metros de elevación del mar en la actualidad, haría que se tuvieran que desplazar miles de millones de habitantes de las zonas costeras de todo el mundo, aunque para que esto ocurriera, tendría que descongelarse todo el hielo en Groenlandia o todo el hielo de la placa occidental del Polo Sur.
Sostuvo que un panorama así está lejos de ocurrir, pero sí puede ser factible.“Si se llega a dos grados más de temperatura global todavía no vamos a tener las grandes catástrofes, pero si durante algunos cuantos cientos de años se mantuviera ese incremento de dos grados, podríamos esperar ese tipo de catástrofes.
En su oportunidad, el Secretario Ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, Reynaldo Ariel Álvarez Morales, sustentó la ponencia: “Biotecnología Agrícola y el Cambio Climático”, en la que señaló que México cuenta con los recursos humanos altamente calificados para desarrollar la biotecnología y dentro de ella los productos transgénicos y organismos genéticamente modificables (OGM).
El egresado de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN afirmó que mediante la ingeniería genética se pueden producir productos farmacéuticos provenientes de las plantas, productos industriales y vacunas, entre otras aplicaciones.
Actualmente existen más de 110 millones de hectáreas de materiales transgénicos sembrados en el mundo, porque es una de las tecnologías agrícolas que se han adoptado más rápidamente y prueba de ello es que en 1996 teníamos 1.7 millones de hectáreas cultivadas y para el 2006 ya había 114 millones.
No solamente los países desarrollados son los que usan esta tecnología y precisó que Argentina ocupa el segundo lugar con 19.1 millones de hectáreas destinadas a materiales transgénicos, después de Estados Unidos con 57.7 millones, Brasil con 15 millones y Canadá con 7 millones.
Los países de América no están produciendo productos de sus propias investigaciones, sino que compran semillas de las grandes empresas trasnacionales, las cosechan y producen una gran cantidad de material para vender. Cuando el reto para países como México no es solamente convertirnos en importadores de semillas transgénicas, sino que utilicemos esta tecnología para resolver problemas propios de nuestro país.
Los países del continente americano que cultivan productos transgénicos son: Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay, Colombia, Honduras y México, y que los productos que más se producen son soya, algodón, maíz y canola. Son 51 países los consumidores de productos genéticamente modificables, los cuales tienen una legislación que permite conocer que los están regulando cuando ingresan, pero seguramente hay otros países que también los consumen aunque lo tienen prohibido por su legislación.
México por su enorme diversidad debe aprovechar la ingeniería genética, en virtud de que con esta tecnología se pueden producir granos resistentes a plagas y herbicidas, con mejoras nutricionales, resistencia a enfermedades, tolerantes a sequías y otras características que pueden conducirnos a satisfacer el problema alimentario.
René Dávila
MÉXICO.-Al señalar que para los expertos en derecho se inicia una etapa en la que se les presentan casos relacionados con cuestiones del medio ambiente y el cambio climático, situaciones que les son novedosas, el Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) , José Ramón Cossío Díaz, manifestó que ante este nuevo escenario, los jueces encargados de administrar la justicia, se tienen que sujetar a los reglamentos internos y a los tratados internacionales, además de apoyarse con la asesoría de expertos en materia ambiental y ecológica, para impartir una justicia apegada a derecho.
En su participación en el Simposio Internacional “El Derecho Ambiental Frente al Cambio Climático”, organizado por el Instituto Politécnico Nacional, el Ministro sustentó la conferencia: “Cambios que se Están Viviendo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación en Materia Penal para Regular Algunas Conductas Relacionadas con el Medio Ambiente”.
Pronto aparecerán en las Leyes algunas conductas que pueden ser sancionadas como delitos, tal y como ocurre ya con aspectos relacionados con especies vegetales y animales que no pueden ser comercializadas, la prohibición y captura de peces o mariscos por “veda” o por utilizar algún producto que pueda ser nocivo para la salud humana.
Actualmente es muy difícil que el legislador ponga en la Ley todo lo que de acuerdo con los estándares internacionales constituye el delito, y en cambio, sí es previsible que ponga algunas cuestiones generales de la Ley para satisfacer un criterio de constitucionalidad.
Ante la comunidad politécnica, reconoció que al igual y como pasó con aspectos relacionados con las telecomunicaciones o la telefonía, la reciente aparición de la problemática del cambio climático hace previsible que en los próximos años los conocimientos del tema se empiecen a plasmar en términos jurídicos para regular esas acciones.
Por su parte, el investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México, Carlos Gay García, abordó el tema del “Impacto Social del Cambio Climático” y señaló que el problema de cambio climático a nivel mundial es un tema grave, ya que por ejemplo las temperaturas que se registran actualmente son las más altas de los últimos dos mil años y las concentraciones más altas de bióxido de carbono de los últimos 400 mil años.
El experto ambiental indicó que de acuerdo con estudios de los especialistas a nivel mundial, el clima observado durante los últimos 50 años no se puede explicar sin la intervención de las actividades humanas, de ahí que en todo el mundo se promueven acciones que contribuyan a disminuir la afectación del medio ambiente.
Otro indicador alarmante es que el planeta se haya calentado 0.74 grados en los últimos 100 años, y que la última vez que las regiones polares estuvieron más calientes que ahora, fue hace 125 mil años cuando el derretimiento del hielo polar ocasionó aumentos en el nivel del mar de entre cuatro y seis metros, pero aclaró que en ese tiempo la tierra estaba dos grados más caliente que ahora y había muy pocos humanos.
En el mismo sentido, explicó que ese aumento en el nivel del mar no causó tantos daños porque casi no había poblaciones costeras como hoy. Alertó que los cuatro y seis metros de elevación del mar en la actualidad, haría que se tuvieran que desplazar miles de millones de habitantes de las zonas costeras de todo el mundo, aunque para que esto ocurriera, tendría que descongelarse todo el hielo en Groenlandia o todo el hielo de la placa occidental del Polo Sur.
Sostuvo que un panorama así está lejos de ocurrir, pero sí puede ser factible.“Si se llega a dos grados más de temperatura global todavía no vamos a tener las grandes catástrofes, pero si durante algunos cuantos cientos de años se mantuviera ese incremento de dos grados, podríamos esperar ese tipo de catástrofes.
En su oportunidad, el Secretario Ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, Reynaldo Ariel Álvarez Morales, sustentó la ponencia: “Biotecnología Agrícola y el Cambio Climático”, en la que señaló que México cuenta con los recursos humanos altamente calificados para desarrollar la biotecnología y dentro de ella los productos transgénicos y organismos genéticamente modificables (OGM).
El egresado de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN afirmó que mediante la ingeniería genética se pueden producir productos farmacéuticos provenientes de las plantas, productos industriales y vacunas, entre otras aplicaciones.
Actualmente existen más de 110 millones de hectáreas de materiales transgénicos sembrados en el mundo, porque es una de las tecnologías agrícolas que se han adoptado más rápidamente y prueba de ello es que en 1996 teníamos 1.7 millones de hectáreas cultivadas y para el 2006 ya había 114 millones.
No solamente los países desarrollados son los que usan esta tecnología y precisó que Argentina ocupa el segundo lugar con 19.1 millones de hectáreas destinadas a materiales transgénicos, después de Estados Unidos con 57.7 millones, Brasil con 15 millones y Canadá con 7 millones.
Los países de América no están produciendo productos de sus propias investigaciones, sino que compran semillas de las grandes empresas trasnacionales, las cosechan y producen una gran cantidad de material para vender. Cuando el reto para países como México no es solamente convertirnos en importadores de semillas transgénicas, sino que utilicemos esta tecnología para resolver problemas propios de nuestro país.
Los países del continente americano que cultivan productos transgénicos son: Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay, Colombia, Honduras y México, y que los productos que más se producen son soya, algodón, maíz y canola. Son 51 países los consumidores de productos genéticamente modificables, los cuales tienen una legislación que permite conocer que los están regulando cuando ingresan, pero seguramente hay otros países que también los consumen aunque lo tienen prohibido por su legislación.
México por su enorme diversidad debe aprovechar la ingeniería genética, en virtud de que con esta tecnología se pueden producir granos resistentes a plagas y herbicidas, con mejoras nutricionales, resistencia a enfermedades, tolerantes a sequías y otras características que pueden conducirnos a satisfacer el problema alimentario.
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