NEUROLOGÍA, PSICOLOGÍA Y MEDICINA FÍSICA, BÁSICO EN RECUPERACIÓN DEL PACIENTE CON ESPASTICIDAD
René Dávila
México.-Se calcula que más de 12 millones de personas en todo el mundo sufren de espasticidad, un aumento anormal en el tono muscular, causado principalmente por un daño en el sistema nervioso central. De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, entre las principales causas de la espasticidad en adultos se encuentran:
· Traumatismo cerebral o craneal (como los sucedidos en los accidentes automovilísticos)
· Lesiones de la médula espinal
· Enfermedades cerebrovasculares (infartos cerebrales, aneurismas rotos, isquemias, entre otras)
· Esclerosis múltiple
· Operaciones cerebrales que involucren la corteza motora
· Secuelas de tratamientos (quimioterapia, radioterapia, entre otros)
TRATAMIENTO INTEGRAL DE LA ESPASTICIDAD
El doctor Tobías Valdez Silva, especialista en Medicina de Rehabilitación del Centro Médico del Noroeste de Tijuana, Baja California, señala, algunos de los síntomas que el paciente con espasticidad puede presentar son: falta de coordinación, pérdida de funciones básicas, dolor, permanente acortamiento de los músculos y contracturas, entre otros.
Las líneas de investigación más recientes señalan que el mejor tratamiento para el paciente con espasticidad es aquel que se compone de:
· Valoración neurológica: Permitirá al médico mantener un seguimiento del daño que ocasionó la espasticidad.
· Valoración psicológica: Ayudará al paciente y sus familiares a fortalecer las redes de apoyo necesarias para mantenerse sano mentalmente
· Valoración en medicina física: Esta última parte del tratamiento está constituida por el fortalecimiento físico y se basa en contar con un programa de ejercicios supervisado por un médico rehabilitador.
“Contar con estas tres áreas ayuda al paciente a mantener un estilo de vida mucho más apegado a lo que tenía antes del accidente o enfermedad e incluso a mantener una vida activa económicamente”, agrega el especialista.
En tanto que en el área de valoración física, una de las herramientas más valiosas para el médico rehabilitador, ha sido la incorporación de BOTOX® (toxina botulínica tipo A) a los esquemas tradicionales de tratamiento, no sólo en los esquemas privados, si no también en los públicos.
Es por ello, que “la incorporación de BOTOX® a los esquemas de rehabilitación física actual nos ha permitido asegurar una evolución más rápida del paciente. Al ser infiltrado directamente en la zona afectada, este medicamento relaja el músculo y permite trabajar con ejercicios que generen mayor estimulación y que en condiciones normales el paciente no podría realizar”, puntualiza el doctor Valdez Silva.
Es importante señalar que los resultados de los pacientes después de una terapia integral con BOTOX® incluyen:
§ Mejoría al andar
§ Facilidad para la higienización
§ Control de movimientos y postura irregulares
§ Mayor confort para la adaptación de aparatos ortopédicos
El tratamiento con BOTOX® puede ser obtenido con los esquemas regulares de seguridad social como IMSS, ISSSTE e incluso en algunos centros del DIF; así como en el esquema privado e incluso a través de los seguros de gastos médicos mayores de todas las aseguradoras que operan en México.
Es importante destacar que BOTOX® es un biofármaco y como tal cuenta con un perfil de seguridad y eficacia comprobados a través de estudios científicos; por esta razón, actualmente no existe ningún producto que cuente con la bioequivalencia necesaria para ser alternado o sustituido por BOTOX® durante el tratamiento.
BOTOX® (toxina botulínica tipo A) fue aprobado por la Secretaría de Salud para el tratamiento de blefaroespasmo, estrabismo, distonía hemifacial, distonía focal, parálisis cerebral, distonía, migraña, hiperhidrosis, líneas faciales hiperquinéticas, espasticidad, dolor en espalda, cuello y espina dorsal asociado a contracturas patológicas; bruxismo termporomaxilar, fisura anal, temblor y mioclonias.
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