A CELEBRAR EL DÍA DE LA SALUD HEPÁTICA
René Dávila
MÉXICO.-El hígado transforma en energía el azúcar, las grasas y las proteínas; hace la mayor parte de las proteínas que se encuentran en la sangre; forma proteínas que intervienen en el proceso de coagulación; fabrica enzimas y procesa las grasas ya digeridas; produce la bilis, la cual favorece la digestión de algunos alimentos; almacena los azúcares que el organismo necesitará y ayuda a defendernos de los microbios que entran a nuestro cuerpo. Funciona como un gran filtro y elimina las toxinas del organismo.
Es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano y al cual se le da poca importancia, por ello y para hacer conciencia sobre la necesidad de atenderlo y evitar enfermarlo, la Fundación Mexicana para la Salud Hepática (Fundhepa) creó el Día de la Salud Hepática, a celebrarse este 14 de mayo.
En conferencia de medios, la directora, el director médico, el coordinador del Dia de la Salud Hepática de Fundhepa, Luz Ma. Aguilar, David Kershenobich, Enrique Wolpert, respectivamente, y el director médico de Merz Pharma, Rafael P. Huacuja, dieron a conocer dicha celebración y las principales enfermedades del hígado:
*Hígado graso.-Se trata de una filtración de grasa al hígado y una de sus causas principales es el exceso de consumo de bebidas alcohólicas.
*Hepatitis aguda o crónica (inflamación del hígado).-Estas enfermedades son causadas por diferentes virus, los cuales se trasmiten de diversas formas, como alimentos y agua contaminada, transmisión de sangre u otros líquidos corporales, dependiendo del virus que se trate. Actualmente hay virus A, B, C, D y E, y cada uno es diferente y se puede detectar mediante exámenes médicos y de laboratorio. Los tipos de hepatitis B, C y D pueden provocar hepatitis crónica y dar paso a la cirrosis hepática.
*Cirrosis hepática.-Es consecuencia de la hepatitis crónica y consiste en la debilitación o muerte de los hepatocitos (los cuales son responsables de la detoxificación y de impedir que las sustancias tóxicas lleguen al cerebro). La cirrosis hepática no tratada a tiempo puede llevar a una de las enfermedades más riesgosas del hígado: la encefalopatía hepática.
Encefalopatía hepática.-Cuando la función de los hepatocitos se altera, estos permiten el paso de sustancias tóxicas al cerebro, lo que puede provocar estado de coma. La encefalopatía no se manifiesta de forma repentina, comienza con pequeñas pérdidas de la capacidad mental como destrezas laborales y capacidad para conducir, cambios en el sueño, cansancio, olvido, falta de concentración y agresividad, e incluso puede provocar un tipo especial de temblor en las manos llamado asterixis.
Desde hace muchos años, el manejo de la encefalopatía hepática había consistido en un esquema basado en quitarle al enfermo bacterias del intestino (lavados) que podrían ser formadoras de amonio ionizado, actualmente los médicos apoyan la función de las células hepáticas con L-ornitina y L-aspartato, Hepamerz, con el cual el hígado puede desechar el amonio que se concentra en la sangre del enfermo y que le desacopla el funcionamiento de las neuronas.
Debido a que el hígado no tiene ningún nervio, los padecimientos asociados a éste no se identifican a través de dolores, como sucede con otras enfermedades, esa es la razón por la que las diferentes enfermedades hepáticas se descubren de manera tardía, y en ocasiones, cuando ya son incurables.
El hígado tiene un peso aproximado de 1,500 gramos en un adulto y se localiza en el cuadrante superior derecho del abdomen, protegido por las costillas, y si se enferma, sus funciones no pueden ser realizadas por otros órganos.
Por ello, se debe evitar cambios bruscos de peso; llevar una dieta sana y balanceada, esto es: disminuir la ingesta de alimentos grasos como tocino, carne roja y embutidos, así como productos con azúcar refinada (galletas, chocolates y pasteles); consumir cereales integrales y alimentos naturales (arroz, trigo, frutas, verduras, pollo y pescado); entre cada comida es recomendable dejar pasar un lapso de cuatro horas; no excederse con bebidas alcohólicas; realizar ejercicio diario de preferencia al aire libre y tomar sólo los medicamentos prescritos por un médico.
El 80 por ciento de los adultos obesos y el 50 por ciento de niños con exceso de peso tienen hígado graso o esteatosis hepática. Las mujeres son el blanco ideal de la enfermedad, según investigadores.
Un 25 por ciento de pacientes con hígado graso pueden terminar, en un plazo de 10 años, con una cirrosis hepática.
Normalmente el hígado tienen 5 gramos de grasa por cada 100 gramos de peso. Cuando se diagnostica la esteatosis hepática no alcohólica, este órgano tiene más de un 5 por ciento de su peso total con contenido graso.
Por ahora, la forma más común de diagnosticar la enfermedad es a través de la ecografía, tomografía computarizada o resonancia magnética. En otras ocasiones se utiliza la biopsia hepática para diferenciar entre la esteatosis simple (acumulación de grasa) y esteatohepatitis (grasa asociada a inflamación y fibrosis).
Si se cree tener un problema de hígado, además de vacunarse contra la hepatitis A y B, se debe recurrir a un médico gastroenterólogo, de preferencia a un hepatólogo que es el especialista en enfermedades del hígado.
René Dávila
MÉXICO.-El hígado transforma en energía el azúcar, las grasas y las proteínas; hace la mayor parte de las proteínas que se encuentran en la sangre; forma proteínas que intervienen en el proceso de coagulación; fabrica enzimas y procesa las grasas ya digeridas; produce la bilis, la cual favorece la digestión de algunos alimentos; almacena los azúcares que el organismo necesitará y ayuda a defendernos de los microbios que entran a nuestro cuerpo. Funciona como un gran filtro y elimina las toxinas del organismo.
Es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano y al cual se le da poca importancia, por ello y para hacer conciencia sobre la necesidad de atenderlo y evitar enfermarlo, la Fundación Mexicana para la Salud Hepática (Fundhepa) creó el Día de la Salud Hepática, a celebrarse este 14 de mayo.
En conferencia de medios, la directora, el director médico, el coordinador del Dia de la Salud Hepática de Fundhepa, Luz Ma. Aguilar, David Kershenobich, Enrique Wolpert, respectivamente, y el director médico de Merz Pharma, Rafael P. Huacuja, dieron a conocer dicha celebración y las principales enfermedades del hígado:
*Hígado graso.-Se trata de una filtración de grasa al hígado y una de sus causas principales es el exceso de consumo de bebidas alcohólicas.
*Hepatitis aguda o crónica (inflamación del hígado).-Estas enfermedades son causadas por diferentes virus, los cuales se trasmiten de diversas formas, como alimentos y agua contaminada, transmisión de sangre u otros líquidos corporales, dependiendo del virus que se trate. Actualmente hay virus A, B, C, D y E, y cada uno es diferente y se puede detectar mediante exámenes médicos y de laboratorio. Los tipos de hepatitis B, C y D pueden provocar hepatitis crónica y dar paso a la cirrosis hepática.
*Cirrosis hepática.-Es consecuencia de la hepatitis crónica y consiste en la debilitación o muerte de los hepatocitos (los cuales son responsables de la detoxificación y de impedir que las sustancias tóxicas lleguen al cerebro). La cirrosis hepática no tratada a tiempo puede llevar a una de las enfermedades más riesgosas del hígado: la encefalopatía hepática.
Encefalopatía hepática.-Cuando la función de los hepatocitos se altera, estos permiten el paso de sustancias tóxicas al cerebro, lo que puede provocar estado de coma. La encefalopatía no se manifiesta de forma repentina, comienza con pequeñas pérdidas de la capacidad mental como destrezas laborales y capacidad para conducir, cambios en el sueño, cansancio, olvido, falta de concentración y agresividad, e incluso puede provocar un tipo especial de temblor en las manos llamado asterixis.
Desde hace muchos años, el manejo de la encefalopatía hepática había consistido en un esquema basado en quitarle al enfermo bacterias del intestino (lavados) que podrían ser formadoras de amonio ionizado, actualmente los médicos apoyan la función de las células hepáticas con L-ornitina y L-aspartato, Hepamerz, con el cual el hígado puede desechar el amonio que se concentra en la sangre del enfermo y que le desacopla el funcionamiento de las neuronas.
Debido a que el hígado no tiene ningún nervio, los padecimientos asociados a éste no se identifican a través de dolores, como sucede con otras enfermedades, esa es la razón por la que las diferentes enfermedades hepáticas se descubren de manera tardía, y en ocasiones, cuando ya son incurables.
El hígado tiene un peso aproximado de 1,500 gramos en un adulto y se localiza en el cuadrante superior derecho del abdomen, protegido por las costillas, y si se enferma, sus funciones no pueden ser realizadas por otros órganos.
Por ello, se debe evitar cambios bruscos de peso; llevar una dieta sana y balanceada, esto es: disminuir la ingesta de alimentos grasos como tocino, carne roja y embutidos, así como productos con azúcar refinada (galletas, chocolates y pasteles); consumir cereales integrales y alimentos naturales (arroz, trigo, frutas, verduras, pollo y pescado); entre cada comida es recomendable dejar pasar un lapso de cuatro horas; no excederse con bebidas alcohólicas; realizar ejercicio diario de preferencia al aire libre y tomar sólo los medicamentos prescritos por un médico.
El 80 por ciento de los adultos obesos y el 50 por ciento de niños con exceso de peso tienen hígado graso o esteatosis hepática. Las mujeres son el blanco ideal de la enfermedad, según investigadores.
Un 25 por ciento de pacientes con hígado graso pueden terminar, en un plazo de 10 años, con una cirrosis hepática.
Normalmente el hígado tienen 5 gramos de grasa por cada 100 gramos de peso. Cuando se diagnostica la esteatosis hepática no alcohólica, este órgano tiene más de un 5 por ciento de su peso total con contenido graso.
Por ahora, la forma más común de diagnosticar la enfermedad es a través de la ecografía, tomografía computarizada o resonancia magnética. En otras ocasiones se utiliza la biopsia hepática para diferenciar entre la esteatosis simple (acumulación de grasa) y esteatohepatitis (grasa asociada a inflamación y fibrosis).
Si se cree tener un problema de hígado, además de vacunarse contra la hepatitis A y B, se debe recurrir a un médico gastroenterólogo, de preferencia a un hepatólogo que es el especialista en enfermedades del hígado.
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